Hoy presentamos el caso clínico de un Golden Retriever con rotura de ligamento cruzado anterior dado en una de nuestras clínicas, en la zona de Granollers (Cataluña).
Se trata de una hembra, de apenas dos años y medio y 30 kilos, que presentaba cojera de grado 4/6 en la extremidad posterior derecha. En una primera exploración manual, no presenta dolor a la flexión forzada, sin apoyo del miembro, por lo que se opta por un tratamiento conservador con AINEs Cox2 (antiinflamatorios no esteroideos) durante cinco días. Pero transcurrido ese tiempo, el animal no presenta síntomas evidentes de mejoría. Se realizan entonces radiografías bajo sedación y se observa que hay un desplazamiento tibial craneal con osteoartrosis progresiva, con diagnóstico final de rotura del ligamento cruzado anterior, una dolencia que es comúnmente conocida y referida en los deportistas de élite pero que también suele ser común en las extremidades traseras de los caninos.
Cirugía
Tras el examen físico y el análisis de las radiografías tomadas al paciente, se determina que precisa de una intervención quirúrgica la cual decide realizarse mediante la técnica TPLO (osteotomía niveladora del plato tibial). La TPLO se ha convertido en uno de los procedimientos más difundidos, ya que reduce el avance de la osteoartrosis, recupera la función de la extremidad más rápidamente que otras técnicas (como la TTA) y permite que el paciente recupere la función atlética normal en pocos meses. Es la técnica quirúrgica más utilizada para estabilizar la rodilla de los perros con una rotura del ligamento de este tipo.
Previo a la cirugía, el perro es sometido a ayuno para evitar complicaciones anestésicas. En el protocolo de analgesia y sedación se le administró una combinación de fármacos que permitieron la anestesia profunda del paciente evitando cualquier pico de dolor durante la intervención.
El perro es colocado en decúbito dorsal, es decir, acostado boca arriba, para facilitar el acceso a la rodilla afectada. Se limpió y esterilizó el área quirúrgica para reducir el riesgo de infecciones procediendo el cirujano a realizar una incisión en la piel sobre la rodilla afectada para acceder a la articulación.

El menisco, como estructura cartilaginosa en la rodilla, puede estar dañado o atrapado debido a la ruptura del LCA (ligamento cruzado anterior). El cirujano entonces evaluó su estado y procedió a la reparación y liberación necesaria. En este caso, se realizó una aproximación medial en el aspecto proximal de la tibia, se localizaron y se incidieron las inserciones de los músculos gracilis, semitendinoso y sartorio y se dejó expuesto el ligamento colateral medial.
El paso principal del procedimiento TPLO es la modificación del ángulo del platillo tibial para estabilizar la rodilla sin depender del LCA. Así, se realizó una osteotomía en la tibia cerca de la articulación de la rodilla con la sierra birradial y el fragmento obtenido se rotó con la ayuda de la plantilla hasta alcanzar un ángulo aproximado de 5 grados de la meseta tibial.
Finalmente, se procedió a la estabilización del fragmento rotado con placa y tornillos de fijación para TPLO, fijando esta nueva posición con el objetivo de mantener la estabilidad.
Tras ello, y para finalizar la intervención, se procedió al cierre de la incisión con suturas.
Postoperatorio y recuperación
Después de la cirugía, el perro es monitoreado cuidadosamente mientras se recuperaba de la anestesia y se le administraron analgésicos y antibióticos para prevenir el dolor y las infecciones post-quirúrgicas.
Se realizó una revisión del paciente a los cinco días de la intervención para retirar vendajes, en la que el animal ya evolucionaba favorablemente, solo presentando problemas cutáneos generados por el vendaje y la orina, que se trataron con curas y tratamiento tópico junto con antibióticos. Se realizó después un segundo control, a los diez días, para la retirada de grapas quirúrgicas, y se continuó con otros controles mensuales, durante los tres siguientes meses, para revisar su evolución mediante radiografías. En la revisión del primer mes se evidenció cierta inflamación y que ya podía realizar un leve apoyo del miembro. En el tercero de los controles, el animal se encontraba ya en perfectas condiciones, no presentando cojera y con una actividad normal, por lo que se le otorga el alta médica.
El período de recuperación y rehabilitación también puede incluir fisioterapia y ejercicios controlados para fortalecer la extremidad afectada y ayudar al animal en su recuperación.
